27 febrero 2021

 


¡Vanidad de vanidades, todo es vanidad! La gente persigue sueños imposibles. Intentando atrapar su imagen en un espejo. Intentando conquistar el tiempo. Pero es imposible. El sol sigue saliendo y poniéndose. Nuestros días no se detienen. Intentamos atesorar riquezas, amasar fortunas, volvernos eternos. Pero el tiempo fluye. El río va hacia el mar o se estanca y se empantana. Nos creemos los más geniales, los más creativos, los más listos, pensamos que solo ahora se empiezan a descubrir las cosas que de verdad importan. Y olvidamos que no hay nada nuevo bajo el sol. Que muchos, antes que nosotros, han luchado las mismas batallas, se han hecho las mismas preguntas, han anhelado las mismas respuestas. Se levantan ídolos, que se creen únicos. Como si no hubiera habido, antes que ellos, tantos ídolos igualmente únicos a quienes nadie recuerda. ¡No! La vida no pueden ser esos brillos efímeros, esas vanidades con fecha de caducidad. Tiene que ser algo más…

(Rezandovoy, adaptación libre inspirada en Qo 1, 2-11)

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