19 febrero 2021

 


Persigue el camino más excepcional. No te conformes con menos. Aunque sepas todas las lenguas y tengas todos los títulos y diplomas, si no amas tu saber es solo ruido. Aunque seas lúcido, analítico y puedas descifrar la realidad con complejos análisis, si no amas, ¿de qué sirve? Puedes dar limosna o hacer muchas buenas obras, pero no te olvides: al hacerlo, ama. El amor es paciente, es afable. No envidia el bien de los otros. No anda por ahí hinchado ni presumiendo de lo bien que le va. No es rudo. Y, sobre todo, no es egoísta. No ames porque es bueno para ti, sino porque es bueno para el otro. El amor verdadero no es rencoroso. Detesta lo injusto, y busca la verdad. El amor no pone límites al perdón, a la fe o a la esperanza. Pelea por lo que cree y quiere. El amor no pasa nunca. Pasarán los años. Perderás las fuerzas. Crecerán las canas, y las arrugas. Tal vez no seas tan capaz como en otros tiempos. Si eres joven, ahora no lo crees. Si eres mayor, ya sabes que es así. Pero el amor verdadero, si le dejas echar raíz ese solo crece. Y entonces amarás a las personas, a la creación y a Dios, cada vez con más pasión.

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