31 enero 2021

 


Hacer el bien cansa, no solo por el compromiso en sí, sino también porque la cosecha no es inmediata, como suele ocurrir con el pecado. Además, muchas veces los demás no siempre nos aprecian cuando hacemos el bien. Hacer el bien es agotador porque no siempre es bienvenido.

¡Mientras tengamos la oportunidad! Solo hoy, en esta vida, podemos invertir por la eternidad, y no siempre tendremos las mismas oportunidades. Por eso debemos aprovechar cada oportunidad y tratar de administrar nuestro tiempo para hacer el mejor bien posible.

¡Hagamos el bien a todos!  Debemos ser luz para todas las personas que nos rodean.  Hacemos el bien cuando mostramos el amor de Cristo de manera práctica. Hacemos el bien cuando nos comprometemos a comprender la condición de otro y tratamos de acercarnos a él, según sea necesario. Hacemos el bien de una manera poderosa, aunque oculta, cuando oramos por los demás. ¡Sembramos por la eternidad! Recordemos estas verdades, para no cansarnos de hacer el bien. Si vivimos así, ¡nunca nos decepcionará!

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