20 agosto 2018

Gustave Flaubert (1821-1880) Escritor francés.
La idolatría, por ejemplo de quien adora sus propias ideas y bienestar, y la hipocresía no dejan de afectar ni siquiera a la vida cristiana. 

Para no ceder a la insidia de estos pecados es necesario poner en práctica los mandamientos del amor a Dios y del amor al prójimo.

Las trampas que amenazan la vida de la fe, como convertirse en un apóstol de las propias ideas, o un devoto del propio bienestar más que de Dios, así como criticar a alguien porque se adapta a ciertos formalismos, olvidando que el mandamiento "nuevo" del cristianismo es el amor al prójimo sin "peros". 

Es una idolatría, afirmó el Papa, que llega a "sofocar las verdades de la fe, en la que se revela la justicia de Dios". 

Ellos, los idólatras no tienen excusa: aun habiendo conocido a Dios, no lo glorificaron ni agradecieron como Dios". ¿Y cuál es el camino de la idolatría? 'Se perdieron en sus vanos razonamientos y su mente obtusa se oscureció. El egoísmo del propio pensamiento, el pensamiento omnipotente, lo que yo pienso es cierto: yo pienso la verdad, yo hago la verdad con mi pensamiento. 

También hoy hay muchos ídolos y también hoy hay muchos idólatras, tantos que se creen sabios. pero también entre nosotros, entre los cristianos. Yo no hablo de ellos, yo respeto a quienes no son cristianos. Pero entre nosotros -hablamos en familia- se creen sabios, que saben todo. Y se volvieron tontos y cambian la gloria de Dios incorruptible con una imagen: el propio yo, mis ideas, mi comodidad". 

"Todos nosotros tenemos dentro algún ídolo oculto. Podemos preguntarnos frente a Dios ¿cuál es mi ídolo oculto? El que ocupa el lugar del Señor". 

Papa Francisco

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