20 febrero 2021

 


Que el silencio rodee a las palabras. Silencio antes de hablar, para pensar en lo cierto, lo justo, lo necesario. No hay que estropear los puentes rompiendo sus pilares a base de quejas inútiles, de reproches innecesarios, o veredictos precipitados. Calla, y reflexiona. Silencio también después de hablar, para acoger respuestas, y dejar que las palabras planeen, en sereno baile, hasta posarse en la rama que es uno mismo. Dios está en la palabra y en el silencio. Ese es su secreto y su misterio. (José María Rodríguez Olaizola sj)

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