13 mayo 2019


Un esposo fue a visitar a un sabio consejero y le dijo que ya no quería a su esposa y que pensaba separarse. El sabio lo escucho, lo miro a los ojos y solamente le dijo una  palabra: ”ámela”. Luego se callo.

- Pero es que ya no siento nada por ella.

- “Ámela”, repuso el sabio.

Y ante el desconcierto del señor, después de un oportuno silencio, agrego lo siguiente:

”Amar es una decisión, no un sentimiento; amar es dedicación y entrega. Amar es un verbo y el fruto de esa acción es el amor. El amor es un ejercicio de jardinería: arranque lo que hace daño, prepare el terreno, siembre, sea paciente, riegue y cuide. Este preparado porque habrá plagas, sequías o excesos de lluvia, mas no por eso abandone su jardín.

Ame a su pareja, es decir, acéptela, valórela, respétela, dele afecto y ternura, admírela y compréndala. Eso es todo, ámela”.

Gonzalo Gallo

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