16 septiembre 2015


«Callar las cualidades y los éxitos es humildad, callar las cualidades y las buenas obras del prójimo es envidia. Callar para no herir la susceptibilidad del prójimo es delicadeza. Callar los defectos propios es prudencia. Callar los defectos ajenos es caridad. Callar las palabras inútiles es sabiduría. Callar para escuchar es educación. Callar a tiempo discernimiento. Callar junto al que sufre la mejor compañía. Callar cuando se ha de hablar cobardía. Callar ante el fuerte sometimiento. Callar ante el débil magnanimidad. Callar ante una injusticia es complicidad. Callar cuando lo humillan es andar en verdad. Callar en los momentos difíciles de dolor y sufrimiento es virtud. Y callar ante la injuria, la maledicencia y la calumnia es fortaleza».
 J. L. Alimbau

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