21 julio 2015


Si se “aprende a hacer el bien”, Dios “perdona generosamente” todo pecado. Lo que no perdona es la hipocresía, “fingir la santidad”.Los santos fingidos, que ante el cielo se preocupan más de parecerlo que de serlo, y los pecadores santificados, que más allá del mal han aprendido a “hacer” un bien más grande: no hay duda de cuáles prefiere Dios.

El evangelio  presenta también el grupo de los astutos, los que dicen cosas justas pero hacen lo contrario.Todos somos astutos y encontramos siempre un camino que no es el correcto, para parecer más justos de lo que somos: es el camino de la hipocresía”.

Estos fingen convertirse, pero su corazón es una mentira: ¡son mentirosos! Es una mentira… Su corazón no pertenece al Señor; pertenece al padre de todas las mentiras, a satanás. Y esto es fingir la santidad. Mil veces Jesús prefería a los pecadores antes que a estos, ¿por qué? Los pecadores decían la verdad sobre sí mismos. ‘Aléjate de mí, Señor, que soy un pecador’: lo dijo Pedro una vez. ¡Uno de estos nunca dice eso! ‘Te doy gracias Señor porque no soy un pecador, porque soy justo’”… (papa Francisco)

2 comments

Gracias, es verdad, he de vivir desdela autenticidad, aunque cueste ser verdad, no fácil, vivir desde la verdad, el mundo la sociedad nos hace ponernos mascara de aquello que no somos, gracias intentare hoy ser verdad.

Reply

Cuanta razón!!, es tan fácil caer en esa falta de coherencia, en esa apariencia de ser, lo que uno no es....solo mirándose hacia dentro y reconociéndose pequeño, débil y pecador es cómo uno puede levantarse y por la misericordia de Dios volver a comenzar. El Señor el el único que puede recomponer nuestros trozos rotos, porque un "corazón contrito y humillado, Tú lo desprecias"

Besos

Reply

Sepamos ofrecer lo mejor de nosotros. Bienvenida la crítica, acompañada siempre de la cortesía.