08 marzo 2013


2 comments

Por desgracia...así es.

Un cariñoso saludo :)

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Así es. Pero como decía San Josemaría "Señor, si tú no quieres mi estima, yo tampoco la quiero".

Así me consuelo yo cuando me destripan.No obstante he comprobado que cuánto más daño se le hace a una persona más se la beneficia. Dios la beneficia pero además con creces. La mejor forma de hacer daño a alguien (si alguien está interesado en ello) la desconozco. Atacarla no desde luego, ¿ignorarla? no sé, Dios le seguirá dando lo que precise, lo que Dios estime oportuno. Ergo, si daño a alguien el que se daña soy yo, si ignoro injustamente, el que se daña soy yo.

Jesús decía: "no hagas mal y el mal no caerá sobre tí". Pues eso.

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